Manuela en Revista LUZ

Fue la perversa Franka de Casi Ángeles y es Clara, la tercera en discordia de Herencia de Amor. De vocación precoz y talento innato, la joven actriz -hija de Graciela Pal- sigue planificando más allá de la tira. En la nota cuenta sus proyectos y porqué -mala o despechada- siempre se ve tan linda.


"Llena de pasiones y conflictos intensos": así describe Manuela Pal la trama de la recién estrenada tira de Telefé, Herencia de AMOR que la tiene como una de sus protagonistas, y cuyo drama central será la pelea por dinero entre dos familias. Ella será la hija del personaje de Rolly Serrano y se enamorará de Santiago - interpretado por Sebastián Estevanez-, que a su vez, caerá rendido a los pies de otra. Con las grabaciones iniciadas en febrero pasado, la actriz de 24 años confiesa sus expectativas. "Sin duda, un proyecto de estas dimensiones -y producido por Enrique Estevanez- está hecho para atrapar a la gente. Desde el primer capítulo hay una serie de planteos a partir de los que sólo hay chance de seguir mirando", incita.
Sin embargo, sus planes no terminan sólo en el ámbito laboral:"este año queremos mudarnos juntos con Guido (Massri, también actor). Venimos ahorrando y, si Dios quiere, vamos a poder comprar un lugar para los dos. Él tuvo un año pasado excelente en Don Juan y su bella dama, y esperamos hacerlo pronto".

Además, lejos ya de la niña que fue en Chiquititas(su primer papel hace 12 años), Manuela fue creciendo y también tuvo tiempo de saltar a la pantalla grande con Palermo Hollywood (2004) y Abrígate(2008), en donde recibió excelentes críticas. Por eso, se define "actriz, antes que nada. Llevo esta profesión en la sangre: mi madre es hija de un cómico famoso, Pablo Palitos, y ella también mo y eligió este oficio. Así que yo soy actriz de tercera generación", remata orgullosa. No obstante en ese primer casting para entrar en la serie infantil no dijo quien era y ganó. "Más tarde un productor me aconsejó que usara el apellido materno y me encantó como sonaba: súper musical", dice.
Así imagina toda su vida cerca del escenario y las cámaras, por eso sabe que la imagen y el cuerpo son herramientas de expresión importantes. "Me cuido sin obsesiones, porque hay extremos que veo que considero peligrosos. Soy algo vaga para ir al gimnasio, aunque lo intento. Prefiero poner más energía en bailar flamenco, que me fascina y también trae beneficios a mi organismo. En cuanto a las comidas, adoro los platos andaluces porque amo toda la cultura gitana. Y también comer de todo, así que intento mantenerme activa para poder disfrutar de esas cosas".
En cuanto a las rutinas de belleza, confiesa que "recién este año empecé a limpiar el rostro de noche y de día, antes me iba a dormir con las pestañas pegoteadas de rimmel, un desastre. Ocurre que hace poco más de un año dejé de fumar y me mejoró muchísimo la piel, por eso me puse las pilas para mejorarla y lucirla". En cuanto al maquillaje, enumera: "los trucos del rubor más oscuro en los pómulos para definir facciones, el delineador blanco para agrandar la mirada y esas cosas que aprendí de chica mirando a mi mamá, las hago, pero en el set. En mi vida real, soy de maquillarme apenas. Adhiero una buena máscara de pestañas y un poco de brillo, a veces no tengo ni base; jamás me lookearía como Franka". Clásica también para el estilo de vestuario, detalla que sus colores favoritos para la ropa son el verde, el negro y blanco en el verano. "Eso sí, acompaño un equipo clásico con un detalle que destaque entre lo neutro: un cinturón color suela a la cintura de un vestido suelto o una flor de color en la cabeza con un buen vestido negro; un toque. Sobre todo, intento que el atuendo diga algo sobre mí. Todo en mí expresa. "¡Me resulta inevitable!", concluye.